Son árboles y arbustos de hoja perenne, que forman bosques en las marismas tropicales de agua salada y poca profundidad. El tronco principal del mangle emerge de unas raíces arqueadas, que sobresalen hasta tres metros del fango durante la marea baja. Durante la marea alta las ramas rozan la superficie del agua. Algunos mangles se propagan por medio de falsas ramas o raíces aéreas que se originan del tronco, las cuales consiguen arraigar a su vez. Forman espesuras a menudo impenetrables, lo que contribuye a endurecer el suelo pantanoso y extender así zonas terrestres en el mar. Las semillas del mangle germinan cuando están todavía en el árbol. Unos vástagos muy finos, de 30 cm. a un metro de longitud, más gruesos y pesados en sus extremidades, caen del árbol y van a parar al agua para echar raíces tan pronto toquen el fondo. Las hojas del mangle, espesas, coriáceas, perennes, son de forma oval y crecen opuestas por pares en las ramas. Las flores, cuyo color varía del blanco al amarillo, tienen forma de estrella y se reúnen en racimos sobre cortos tallos en la base de las hojas.
Los mangles son en su mayoría arbustos, pero algunos se convierten en árboles de buen tamaño, de 20 m. o más, con un diámetro de 6 a 12 cm. De la corteza y de las hojas se extrae el tanino, usado en la preparación del cuero. La madera se emplea como combustible, y en ocasiones como material de construcción.
El verdadero mangle es el Rhizophora mangle. Sin embargo, casi siempre va acompañado de otros arbustos resistentes a la salinidad, con los que forma asociaciones vegetales muy características.
Estas otras especies comunes en los manglares no poseen las típicas raíces arqueadas del mangle; pertenecen a los géneros Avicennia, Laguncularia, Sonneratia, etc.
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